Miguel Ángel Granados Chapa
(13 julio 2010).- Desde su retiro, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox se han manifestado contra las alianzas entre sus partidos, el PRD y el PAN. Y sin embargo en 1999 mostraron su disposición a que esos partidos se coaligaran para presentar un solo candidato, que debía ser uno de los dos, a la Presidencia de la República, para derrotar al PRI. A la postre un ejercicio exploratorio para configurar una coalición que contendiera al año siguiente se frustró por falta de acuerdo en el modo de determinar quién sería el candidato. Cada uno privilegiaba el método que lo favorecería: Fox estaba por las encuestas, Cárdenas por el voto directo en urnas.
El iniciador de esa exploración, realizada en septiembre de 1999, en busca de una fuerte alianza opositora al partido en el gobierno, fue Manuel Camacho Solís. Invitó a una docena de personas -a las que con sorna peyorativa se llamó "junta de notables" para que en conversación con los precandidatos prepararan la plataforma en que se basaría la coalición y hallaran el método para la elección del candidato. Al final el ejercicio se diluyó y en las elecciones del 2000 cada uno hizo campaña por su lado, con el desenlace conocido.
Ahora Camacho ha retomado, con mayor fuerza que nunca antes, y con resultados que sólo mezquinamente pueden negarse, su propósito de diálogo desde el centro. No es casualidad que el frente político de cuya coordinación se encarga se llame Diálogo para la reconstrucción de México (Dia). Esa palabra y esa práctica constituyen un elemento central del credo político de Camacho. Y esa creencia no viene de ahora, sino desde que formaba parte del gobierno de Carlos Salinas, pertenencia que todavía le provoca desde reticencias hasta rechazos, pasando por la desconfianza, sin considerar que rompió explícita y ásperamente con Salinas, no como se dice por no haber sido escogido para sucederlo sino por la política seguida por su amigo y jefe en el último año de su administración.
Desde que era el dialoguista en aquel gobierno Camacho suscitaba suspicacias. Se creía que se le había asignado el papel de aparecer como conciliador, como interlocutor de las disidencias, simplemente como se instruye a un actor en una puesta en escena. No era así. Esa actitud formaba parte, sí, de la panoplia con que esperaba ser candidato, pero también resultaba de la convicción de que el régimen autoritario debía abrirse a la aceptación de los otros, de los diferentes, para aflojar sus rigideces. Esa creencia, expuesta desde joven, hizo que el secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles lo invitara a participar en las rondas de posiciones que condujeron a la reforma política por antonomasia, la de 1977.
En su papel de comisionado para la paz en Chiapas, Camacho ganó la confianza del subcomandante Marcos y del obispo de San Cristóbal, don Samuel Ruiz, en cuya catedral se inició el diálogo entre zapatistas y el gobierno federal. Si la valiosa tentativa no prosperó fue porque el EZLN, con razón, se alejó de las conversaciones por el asesinato de Colosio y lo que ello significaba.
Después del fracaso de la tentativa coalicionista de 1999, Camacho generó la creación del Partido de Centro Democrático, cuyo nombre mismo evocaba la pertinencia, desde su punto de vista, de evitar las polarizaciones paralizantes de la sociedad. No tuvo fortuna electoral pero indujo a su entonces lugarteniente Marcelo Ebrard a que declinara su candidatura al gobierno capitalino a favor de Andrés Manuel López Obrador, decisión que puso al ahora responsable de esa posición en el camino de su propia carrera. Camacho, que en el 2000 debió ser diputado y a la cabeza del Poder Legislativo contribuir y aun forzar las reformas políticas que Fox no quiso siquiera iniciar, llegó a la Cámara tres años después. Como legislador, miembro de la bancada del PRD, impulsó esas reformas, cuya posibilidad se disolvió cuando Fox incurrió en el desatino de desaforar a López Obrador y causó con ello una fractura que agravada en el 2006 lastima y lastra el avance democratizador necesario.
Iniciada la resistencia civil contra Calderón, Camacho se mantuvo discretamente al lado de López Obrador. Contrario a los radicalismos, su cercanía con el ex jefe del Gobierno capitalino le ha permitido expresar una voz a favor de los consensos, posición que fue advertida por los dirigentes de los partidos del FAP cuya unidad se rompió en las elecciones legislativas del año pasado. Tras la resaca de ese momento, se integró un nuevo frente, el Dia, y se confió su coordinación a Camacho, que ha tenido la difícil encomienda de restaurar las relaciones entre los tres partidos, de ejercer un liderazgo que no cuestione el de quienes lo nombraron y de mantener las relaciones partidarias con López Obrador, distante de su propio partido, el PRD.
Las alianzas del PAN y el Día en ocho estados surgieron, sí de la decisión de César Nava y de Jesús Ortega, pero no hubieran sido posibles sin el trabajo político de Camacho. Contribuyó centralmente a construir el clima en que fructificaron las coaliciones: El despertar ciudadano, ha escrito después de haberlo suscitado, empezó "a volverse efervescente cuando los ciudadanos percibieron que los políticos estaban haciendo bien su trabajo y que eso abría posibilidades de triunfo. La gente no temía a las condiciones de desventaja. Sabía que existían. Lo que rechazaba era que los políticos no tuvieran la capacidad de resolver sus diferencias o dejaran de ser confiables" (El Universal, 12 de julio).
Cajón de sastre
El Tribunal superior de justicia del Distrito Federal, su tercera sala pena, dictó el viernes una sentencia que puede significar el triunfo judicial pleno de Napoleón Gómez Urrutia y su retorno a México. El fallo concluyó que el fideicomiso de 55 millones de dólares cuya manipulación se atribuye al dirigente minero fue conducido conforme a la ley y por lo tanto no hay reproche penal para Gómez Urrutia y sus compañeros Héctor Félix Estrella, Juan Linares Montúfar, Gregorio Pérez Romo y José Ángel Rocha Pérez. Así han sido resueltos los juicios del fuero común encaminados a encarcelar a quien dos secretarios del Trabajo y el presidente del Grupo México juzgan su enemigo personal. Queda pendiente el proceso federal, que por basarse en denuncias como las ya desestimadas por los jueces, debería ser también sobreseído.
miguelangel@granadoschapa.com
martes, 13 de julio de 2010
PLAZA PÚBLICA / Manuel Camacho
martes, 26 de enero de 2010
¿Quién se acuerda de Oscar Espinosa?
Hoy me encontré a un colega con quien viajé hace 9 años a hacer una investigación a Nicaragua. Eso me hizo recordarla y es el motivo por el que la pongo en el blog.
Vence diplomacia apoyos a Espinosa
Alejandro Lelo de Larrea/Enviado El Universal Domingo 17 de diciembre de 2000
http://www2.eluniversal.com.mx/pls/impreso/version_imprimir.html?id_nota=43551&tabla=nacion
La amplia red de relaciones políticas en Nicaragua del ex titular de Sectur cedió ante la presión del Estado mexicano
MANAGUA, Nicaragua. Tres solicitudes de la cancillería mexicana a la de Nicaragua, la señal de cambio de embajador de México en Managua y una llamada telefónica del secretario de Relaciones Exteriores Jorge Castañeda Gutman a su homólogo de este país, Francisco Aguirre Sacasa cambiaron la suerte del ex regente Óscar Espinosa Villarreal. De gozar de libertad, aunque escoltado, pero alojado en una pequeña casa en la segunda colonia más lujosa de la capital, fue recluido en la prisión preventiva de alta seguridad, El Chipote.
Las relaciones Estado-Estado, el Tratado de Libre Comercio bilateral y el compromiso del Plan Puebla-Panamá, propuesto por el presidente Vicente Fox para el desarrollo de la región centroamericana pesaron más que la vasta red de relaciones políticas de Espinosa Villarreal con la clase gobernante de Nicaragua. De las versiones difundidas respecto de que Ernesto Zedillo, todavía como presidente, habría pedido a su homologo de Nicaragua, Arnoldo Alemán la protección política de Espinosa, no hay datos concretos que consoliden que el hecho ocurrió. Pero sí hay lecturas políticas, como la que hace el ex presidente de Nicaragua, Daniel Ortega quien dice que pudo ser porque Espinosa además de ser amigo de Zedillo, fue importante colaborador de éste. Además, sostiene en entrevista, que ha conversado con hombres muy cercanos al jefe del Ejecutivo de Nicaragua, quienes me han asegurado que Zedillo le pidió ese favor al presidente Arnoldo Alemán. Y es que, el también líder del opositor Frente Sandinista de Liberación Nacional sostiene que en este país tan pequeño no se mueve nada sin que el Presidente lo sepa. Y tenía que saberlo, cómo no iba a saber que un importante político mexicano que huía de la justicia había entrado al país. Alemán influye en todo, él decide hasta quién es el portero de los edificios públicos. Óscar Espinosa se encuentra en Nicaragua donde enfrentará un proceso de extradición, hasta ahora, por la acusación de peculado en su contra, pues cuando fue regente presuntamente habría desviado 420 millones de pesos. La relación Zedillo-Alemán En Managua, el 19 de diciembre de 1997, Zedillo y el presidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán Lacayo, signaron el documento final del Tratado de Libre Comercio entre ambas naciones, en vigor desde julio de 1998. Ese mismo día, celebraron la suscripción de un tratado sobre asistencia jurídica mutua en materia de asistencia penal. Como parte del TLC México-Nicaragua, en marzo pasado se logró un acuerdo para crear un puente turístico Cancún, Quintana Roo, y la costa caribe de Nicaragua. Espinosa, era el responsable de Turismo de México. El 12 de noviembre de 1998, tras los desastres que dejó a su paso el huracán ?Mitch? en este país, el entonces presidente Ernesto Zedillo organizó una colecta en México para apoyar a los damnificados. Días más tarde, la primera dama de México, Nilda Patricia Velasco de Zedillo, llegó a Nicaragua donde entregó un cargamento de ayuda humanitaria. Como agradecimiento, el gobierno de Nicaragua puso a un hospital de este país el nombre de la esposa de Zedillo. La última vez que se encontraron ambos presidentes fue en la Cumbre Tuxtla IV, en agosto pasado, con el objetivo de construir una comunidad mesoamericana de naciones. Ahí, Zedillo recibió un reconocimiento por su gestión en favor de la cooperación y la integración regional. Relaciones espinosas Aunque Óscar Espinosa ha dicho que su decisión de buscar asilo en este país fue a partir de que tiene lazos familiares, no hay datos sobre el supuesto tío que se casó con una nicaragüense. Sin embargo, las relaciones políticas de Espinosa son vastas en este país; con el propio presidente Alemán tuvo un encuentro político muy importante en 1997, cuando le entregó las llaves de la ciudad de México. Pero son más estrechos los lazos con el equipo de colaboradores más cercanos de Arnoldo Alemán. Asesor del presidente Alemán y ex ministro de Gobernación de Nicaragua, René Herrera Zúñiga no es ajeno a México ni al PRI, al que pertenece Óscar Espinosa. Herrera Zúñiga, tras la caída del somocismo se refugió en México donde fue investigador de El Colegio de México, a finales de los 70 y una etapa de los 80. De acuerdo con la diputada nicaragüense Xanthis Suárez García, en un texto titulado: ?René Herrera, el hombre del presidente?, éste escribía muchos artículos para el PRI, que no se publicaban. Eran artículos para la dirección del PRI y hasta para el presidente de la República Mexicana. Los artículos influenciaron a la dirección del PRI y el gobierno para enfocar su política hacia Centroamérica y en especial hacia Nicaragua. José Rivas, el responsable de Migración y Extranjería de Nicaragua es gente del grupo cercano a René Herrera, quien fue su jefe en el Ministerio de Gobernación. Daniel Ortega refiere que entre los nexos políticos de Espinosa en Nicaragua, además de René Herrera, se encuentra el principal asesor del presidente Alemán, Jaime Morales Carazo, quien también vivió en México e Iván Escobar Forno, precandidato presidencial del gobernante Partido Liberal Constitucionalista (PLC). Escobar Fornos, hermano de Edgar, embajador de México en Nicaragua, según una versión de la agencia Notimex, habría recibido 3 millones de dólares para su campaña interna de parte de Espinosa Villarreal. Pero él lo negó y acusó que todo es falso, ?es parte de una campaña de desprestigio en mi contra?. Iván Escobar opinó que Espinosa debe irse de Nicaragua, porque ha causado mucho daño al país. Abogado influyente Pero lo cierto es que Iván Escobar, cuando era presidente de la Asamblea General de Nicaragua (parlamento), tenía como principal asesor a Raúl Palacios Molina, integrante del equipo de abogados de Óscar Espinosa, en Nicaragua. Raúl Palacios, además de ser el director de asesoría legal del parlamento de este país, confiesa ser amigo personal del presidente de Nicaragua. De igual manera, es un asesor importante en la Junta Directiva del primer poder del Estado. También es miembro del PLC. Yalí Molina, quien está acreditado como el abogado defensor de Óscar Espinosa en este país, es integrante del Partido Conservador, que gobernó Nicaragua con Violeta Barrios de Chamorro. Y de acuerdo con Palacios, Yalí Molina vivió en México algunos años, y es primo hermano de Isabel Molina, quien fue diputada del PRD, y ahora es directora del Instituto de la Mujer del gobierno del DF. El lunes pasado, Roger Fisher, director de comunicación del ministerio de Turismo y quien fuera publicista de Arnoldo Alemán, reveló que él fue quien recibió a Óscar Espinosa Villarreal, el 12 de noviembre, en el aeropuerto de Managua. Y aceptó que es amigo de éste.
De acuerdo con la Dirección de Aeronáutica Civil de Nicaragua, ese avión solicitó permiso para aterrizar en Managua desde un día antes de esa fecha. Los pilotos de la aeronave registrada con la matrícula XARDZ eran, según la misma dependencia, Javier Azcona, capitán con licencia número 3360, y el copiloto, Luis Medina Hernández, con licencia 3525. De acuerdo con José Rivas, responsable de Migración y Extranjería, venían en el avión, además de Óscar Espinosa y su esposa, dos personas más, de nombre Enrique Portillo y Alejandro Portillo. Pero en Toluca, México, informaron que los nombres de los otros dos pasajeros son Jorge y Óscar Portillo. Sin embargo, fuentes de la Interpol-México sostuvieron que en el avión viajaron Enrique Portilla Ibargüengoitia y Alejandro Portilla. Del primero, el nombre coincide con quien fue tesorero del Comité Técnico del Fondo Valle de Bravo Solidaridad AC, para recabar fondos para el Programa de Becas para la Salud y Educación de los Niños Mazaguas del estado de México. Espinosa pertenece a esa fundación. Las presiones de México De acuerdo con el expediente 1452/2000, en poder de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, y al cual EL UNIVERSAL tuvo acceso, la cancillería mexicana solicitó a su homóloga de este país en tres ocasiones: la detención provisional con fines de extradición de Óscar Espinosa Villarreal. La primera nota diplomática en este sentido, la SPR-02122, la envió México en el último día del gobierno del presidente Ernesto Zedillo, el 30 de noviembre. La segunda tiene fecha de 4 de diciembre, mismo día en que llegaron a esta capital el agregado de la Procuraduría General de la República para Centroamérica, Salvador Muñozuri, y el enviado de la cancillería mexicana, Mario Velázquez Suárez. Velázquez Suárez es especialista en procesos de extradición. Tiene en su currícula haber iniciado, entre otros muchos procesos de este tipo, los de los ex banqueros Carlos Cabal Peniche, Ángel Isidoro Rodríguez Sáez (El Divino) y del ex fiscal Pablo Chapa Bezanilla La tercera petición de Relaciones Exteriores de México llegó el lunes 11, un día antes de la detención de Óscar Espinosa. Pero antes de ésta, el 7 de diciembre, como lo citó un boletín de prensa de la dependencia, el canciller mexicano Jorge Castañeda habló vía telefónica con su homólogo de Nicaragua, Javier Aguirre Sacasa. En la conversación, según fuentes diplomáticas de Nicaragua, le dijo que quería enterarse en forma personal cómo iba el caso, pues lo consideró relevante para México. Aguirre Sacasa le informó y ambos acordaron mantener el diálogo abierto sobre el asunto. Cinco días después de esta conversación, el martes 12, Espinosa fue arrestado, por órdenes de la juez tercero de Distrito del Crimen de Nicaragua, Flavia Solís. Pero también hubo un amague de la cancillería mexicana de retirar al embajador en Nicaragua, Ricardo Galán. Como todas las embajadas, por costumbre de fin de sexenio, la de Nicaragua fue puesta por Galán a disposición de la cancillería mexicana. El lunes por la noche, el vocero de Relaciones Exteriores de México, Juan Ignacio Zavala, declaró que se había aceptado la remoción de Ricardo Galán de Nicaragua. Sin embargo, fuentes periodísticas locales observan el asunto como una forma más de presión. Ello, porque Ricardo Galán, quien es embajador de México en Nicaragua por tercera ocasión, goza de una excelente relación tanto con el presidente Arnoldo Alemán como con su asesor principal Jaime Morales. El gobierno de Alemán, interpreta la prensa local, habría percibido que esa remoción podría ser un mensaje de que las relaciones entre ambas naciones podrían distanciarse. El abogado de Óscar Espinosa, Yalí Molina, observa que una presión de México sobre el gobierno de Nicaragua sí existió. Denunció que se violaron los derechos individuales de su cliente al detenerlo. Ello se debió, dijo, a la presión de un poderoso Estado extranjero.