lunes, 31 de marzo de 2008

ORTEGA IMPUGNARÁ ANTE EL TRIFE


Jesús Ortega ha negociado con sus derrotas, pero no está dispuesto a negociar con su triunfo, y por ello impugnará la elección interna del PRD ante el Trife.


Falta ver si el Trife es confiable, pues no hay que olvidar que está controlado por Manlio Fabio Beltrones, amigo del árbitro de la interna del PRD, Arturo Núñez.


Por ALEJANDRO LELO DE LARREA

Tal parece que el cálculo político ya le está fallando gravemente a Andrés Manuel López Obrador, pues pensó que Jesús Ortega se doblaría con tan sólo un par de conteos rápidos que declararan ganador a Alejandro Encinas de los comicios para presidente del PRD, el pasado 16 de marzo.
Pero no fue así. Es cierto que Jesús Ortega tiene un largo historial de negociar con sus derrotas, acepta uno de sus principales asesores, y seguramente esa fue la lógica en la que se movió la gente de López Obrador-Encinas.
Pero en lo que no reparó, explica el mismo asesor, es en que Jesús Ortega no estaría dispuesto a negociar con su triunfo y por eso ahora está decidido a ir hasta las últimas consecuencias, que no son otras que defender lo que él llama la legalidad y la justicia ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife), porque la corriente Nueva Izquierda y sus aliados ya le perdieron toda la confianza a las autoridades del PRD.
Al menos hay cinco razones de peso por las cuales los ‘Chuchos’ ya no confían ni en el presidente del partido, Leonel Cota, ni en el titular de órgano técnico electoral, Arturo Núñez, y menos en la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia, que preside Renato Sales, un ex subordinado de López Obrador y de Encinas:
1—En el periodo de campañas por la presidencia del PRD, los aliados de Encinas abrieron una guerra sucia en contra de Ortega, que fue desde imprimir un panfleto en el que lo acusaban de colaboracionista con el gobierno de Felipe Calderón, hasta las agresiones directas a militantes destacados de Nueva Izquierda, como el caso del senador Carlos Navarrete, en un mitin frente a la Torre de Pemex, el 24 de febrero, pasando por amenazas en los sitios de internet afines a López Obrador. La desconfianza de Ortega es porque las autoridades del partido no hicieron nada para frenar esa campaña negra.
2.—El día de la jornada electoral, al menos desde la lógica de Jesús Ortega, se trató de consumar una especie de albazo, a través de los conteos rápidos, elaborados por IMO y Mitofsky. El líder de los ‘Chuchos’ dice estar convencido de que Leonel Cota presionó a los directivos de ambas empresas para que dieran el resultado a favor de Encinas. Del historial de poca ética de IMO ya dimos cuenta en este espacio el viernes 28, pero en el caso de Roy Campos, de Mitofsky, su trayectoria no deja lugar a desconfiar de su trabajo. Además, él mismo ha negado públicamente que haya sido presionado por Cota.
3.—Ortega también desconfió y, por tanto, descalificó el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), porque jamás llegó al 100 por ciento, y curiosamente se detuvo cuando la tendencia era que Ortega rebasara a Encinas. Dicho instrumento se frenó con el 70 por ciento de las casillas computadas, y una ventaja de centésimas de Encinas por sobre Ortega: 46.62 contra 42.33 por ciento. Este hecho, y el de los conteos rápidos, hicieron que Ortega perdiera la confianza en Leonel Cota.
4.—Ortega también le perdió la confianza al árbitro, Arturo Núñez, pues a pesar de tener atribuciones para ordenar a la gente de López Obrador-Encinas a que no obstruyeran el cómputo de la elección (que atoraron ya durante 15 días), se ha quedado de brazos cruzados, sabedor de que si se llega al final del recuento Ortega resultaría vencedor, independientemente de que haya irregularidades o no en decenas de casillas, como lo ha denunciado Encinas.
5.—Jesús Ortega tampoco se fía de la Comisión de Garantías y Vigilancia del PRD, pero no sólo porque esté presidida por Renato Sales, quien como subprocurador del DF fuera subordinado de López Obrador y de Encinas en los tiempos respectivos de ambos como titular del Gobierno del Distrito Federal. La desconfianza de Ortega proviene de un hecho concreto: el viernes pasado, Dolores Padierna metió un recurso ante dicha instancia para evitar que el Consejo Nacional sesionara el sábado, y en menos de 24 horas la Comisión emitió un fallo: le ordenó al presidente del Consejo Nacional, Camilo Valenzuela, que en un plazo máximo de una hora se desistiera de convocar a la sesión de dicho órgano colegiado. Es histórica la celeridad en un resolutivo de la Comisión de Garantías.
Los anteriores son los argumentos de Ortega para estar convencido de que, una vez concluida legalmente la elección en las instancias del PRD, debe acudir al Trife para intentar que la legalidad y la justicia prevalezcan en su partido.
Sin embargo, acaso Jesús Ortega no ha reparado en el Trife, por lo menos para este caso, podría no ser totalmente confiable. ¿Por qué? Pues resulta que el árbitro de la interna del PRD es Arturo Núñez, un hombre que creció políticamente al amparo de Manlio Fabio Beltrones, quien fue su jefe en la Secretaría de Gobernación, y con quien mantiene una sólida relación política, hoy que ambos son senadores de la República.
¿Y esto qué tiene que ver? Resulta que Beltrones es el personaje más influyente de este país en el Trife, pues lo controla a través de su presidenta, la magistrada María del Carmen Alanís, a quien él puso en ese cargo. La pareja sentimental de Alanís es Emilio Rabasa, un importante asesor de Beltrones. De este grupo también forma parte el recién designado consejero electoral, Marco Antonio Baños. Por ahora, se sabe que Núñez ya prepara la defensa de ante el Trife, pues ha iniciado los cabildeos con Beltrones y con la propia Alanís. Pronto lo sabremos.

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